Si no fuera por Ricardo...
Ni un destello de fútbol se vio en San Mamés. Ni uno. Y eso, a la larga, supone malas noticias para dos actores que anoche evidenciaron que sus problemas no son flor de un día. Lo peor de todo es que al Athletic ya no le alcanza con la garra ni con el calor de su público. El Betis, al menos, tiene la excusa de estar buscando aún el estilo de Cúper que tiempo atrás fue tan fiable. Pero aún le queda muchísimo camino por recorrer.
En esa particular búsqueda, el técnico argentino plagó su alineación de mediapuntas y eso le condenó a confiar en un gran golpe de calidad para llevarse el choque. El Betis va sobrado de peloteros -Sobis, Capi, Fernando-, pero estos serían mucho mejores si pudiesen aunar su talento con el olfato de un buen delantero. La baja forma de Pavone y el desequilibrio en su plantilla le auguran preocupaciones.
Con mucha menos elaboración, a su estilo, el Athletic gozó de la mejor ocasión de la primera mitad. Un balón bombeado desde la derecha que Aduriz remató de cabeza al larguero con mensaje para los béticos, el de que a la portería contraria se puede llegar sin dar tantos rodeos como pretendían hacer ellos. Por eso, sin otro argumento que el descaro, los leones subieron poco a poco la aguja de las revoluciones antes de llegar al descanso. El pundonor de Javi Martínez en el centro del campo provocó bullicio, pero faltó el fútbol suficiente como para agrietar la débil defensa andaluza.
El partido estaba cocinándose y sólo el Athletic parecía dispuesto a poner los ingredientes. El Betis, sumido en una particular ecuación, necesitaba los cables justos para provocar un cortocircuito, aunque parecía imposible unirlos. Por eso el partido se ahogó, más aún cuando Cúper bajó las persianas ubicando a la escoba Somoza en el centro del campo. Al Athletic aún le quedaron fuerzas para intentarlo, pero fue sin confianza, basándose en esa inercia que tantas veces le ha servido para salir airoso de San Mamés pero que desde hace tiempo ya no le acompaña. Al fútbol se juega generando fútbol. Todo lo demás son riesgos.
Ni un destello de fútbol se vio en San Mamés. Ni uno. Y eso, a la larga, supone malas noticias para dos actores que anoche evidenciaron que sus problemas no son flor de un día. Lo peor de todo es que al Athletic ya no le alcanza con la garra ni con el calor de su público. El Betis, al menos, tiene la excusa de estar buscando aún el estilo de Cúper que tiempo atrás fue tan fiable. Pero aún le queda muchísimo camino por recorrer.
En esa particular búsqueda, el técnico argentino plagó su alineación de mediapuntas y eso le condenó a confiar en un gran golpe de calidad para llevarse el choque. El Betis va sobrado de peloteros -Sobis, Capi, Fernando-, pero estos serían mucho mejores si pudiesen aunar su talento con el olfato de un buen delantero. La baja forma de Pavone y el desequilibrio en su plantilla le auguran preocupaciones.
Con mucha menos elaboración, a su estilo, el Athletic gozó de la mejor ocasión de la primera mitad. Un balón bombeado desde la derecha que Aduriz remató de cabeza al larguero con mensaje para los béticos, el de que a la portería contraria se puede llegar sin dar tantos rodeos como pretendían hacer ellos. Por eso, sin otro argumento que el descaro, los leones subieron poco a poco la aguja de las revoluciones antes de llegar al descanso. El pundonor de Javi Martínez en el centro del campo provocó bullicio, pero faltó el fútbol suficiente como para agrietar la débil defensa andaluza.
El partido estaba cocinándose y sólo el Athletic parecía dispuesto a poner los ingredientes. El Betis, sumido en una particular ecuación, necesitaba los cables justos para provocar un cortocircuito, aunque parecía imposible unirlos. Por eso el partido se ahogó, más aún cuando Cúper bajó las persianas ubicando a la escoba Somoza en el centro del campo. Al Athletic aún le quedaron fuerzas para intentarlo, pero fue sin confianza, basándose en esa inercia que tantas veces le ha servido para salir airoso de San Mamés pero que desde hace tiempo ya no le acompaña. Al fútbol se juega generando fútbol. Todo lo demás son riesgos.
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